Mientras almorzaba con una amiga hace unos días, la conversación se fundió en un tema muy interesante: “las oraciones sin respuesta”. Mientras compartíamos nuestros pensamientos, sucede que ambas hemos estado luchando con la pregunta: «¿Por qué Dios, por qué?»
Al final de nuestra cita, mientras me dirigía a casa, me vino a la mente la historia de Job. Un hombre que lo perdió todo. Sus posesiones, sus hijos y su salud. Pero sin embargo, permaneció fiel a Dios, incluso cuando su esposa lo alentó a maldecir a Dios y morir.
Esperar
Muchos de nosotros hemos estado en situaciones en las que comenzamos a hacer toneladas de preguntas. ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Por qué permitió Dios que sucediera esto?
Desafortunadamente, hay preguntas a las que nunca obtendremos respuesta. Sin embargo, una cosa que sí sé con certeza es que cuando nos aferramos a Dios, Él nos restaura y nos hace nuevos. Cada vez que leo la historia de Job, me conmueve y me pregunto: «¿Habría mantenido intacta mi integridad como lo hizo Job?» Algo que creo que todos deberíamos preguntarnos.
Sus promesas
Es posible que nunca entendamos realmente por qué Dios permite que sucedan cierta cosas. Pero una cosa de la que podemos estar seguros es que Él siempre estará allí para fortalecernos, consolarnos y darnos Su paz, una paz que sobrepasa todo entendimiento humano. Sus promesas nunca fallan. Después de todo por lo que pasó Job, Dios bendijo la última parte de su vida más que la primera. Dios le dio más de lo que jamás hubiera imaginado.
Y si no, Dios sigue siendo bueno
En conclusión, mi amiga agregó: “aunque no entiendo por qué Dios permite que sucedan ciertas cosas, no habría sobrevivido todo sin Él». No podría estar mas de acuerdo.
Habiendo dicho todo esto, le animo a que se aferre a las promesas de Dios. Esta vida nos traerá dolor y tristeza, es inevitable. Sin embargo, Dios siempre obrará todas las cosas juntas para nuestro bien si le permitimos que lo haga. Él nunca nos dejará ni nos desamparará. Entonces, independientemente de nuestras oraciones sin respuesta y nuestro millón y uno de preguntas, Él sigue siendo bueno y fiel por siempre. ¡Siempre lo fue y
siempre lo será!